Esta vivienda se emplaza en uno de los sectores más antiguos de la ciudad, la cual en un principio consideraba casi el total de la manzana como parte de sus dominios, correspondiente a los sitios número 1, 2 y 3 de la manzana número 79 del plano de la ciudad del año 1900.
En esos años la casa se enfrentaba en su lado sur a la calle Tolguaca actual Pedro de Valdivia y por su lado oeste a la calle del progreso actual San Martín.
El titulo definitivo de propiedad de los terrenos data del año 1909 cedido por el fisco al señor Rudecindo Correa, con todo lo edificado y plantado según consta en la escritura de la época, y donado luego que este cumpliera con las condiciones de cierre y edificación en el terreno. En la misma escritura la casa ya aparece citada hacia el año 1908.
Por esos años los terrenos en los poblados de la frontera eran cedidos gratuitamente luego de entablar un pedido regular a los programas de colonización implantados por el gobierno para fomentar el poblamiento de La Araucanía.
Con el paso del tiempo la propiedad ha pasado por manos de distintas familias lautarinas y actualmente pertenece a la sucesión Rioseco Montoya.
Su condición de esquina se realza debido a la jerarquía y presencia que toma la casa hacia la calle tomando la línea oficial como límite con lo público, esta recorre la esquina enfrentándose hacia dos calles, por un lado aparece la fachada más larga hacia la calle p. Valdivia que relaciona directamente con el centro de la ciudad siendo esta una arteria de alto flujo vehicular, su fachada más corta da hacia una calle secundaria (San Martín), por lo que el volumen tiene una doble lectura de frentes lo que sumado a sus grandes dimensiones le confieren jerarquía y presencia sobre su entorno, en el cual predominan construcciones de baja altura.
Se reconoce un solo volumen claro y pregnante, cubierto a dos aguas y con un claro sentido vertical, que se refuerza por la verticalidad de las ventanas más altas que anchas, que componen las fachadas. En la mitad del cuerpo volumétrico aparece un faldón que divide el volumen horizontalmente marcando los dos niveles de la casa, y que trata de bajarle altura hacia la calle. Su cara norte queda cubierta por planchas de micro zinc que envuelven la fachada protegiéndola de la lluvia. Como ornamentos resultan llamativos las rosas talladas en alto relieve a la manera déco en los sobre marcos de madera de las ventanas que dan hacia las fachadas principales.
Se reconoce un amplio corredor en sentido transversal al volumen el cual relaciona la callé con el patio, distribuyendo espacios públicos y privados el cual remata en un repartidor que actúa como núcleo distribuidor, donde el espacio se fuga verticalmente relacionando los dos pisos de la casa condición que se refuerza por la gran caja de escala, que articula los niveles. El segundo nivel retoma el mismo orden espacial que el primero, la gran escalera descansa en el núcleo distribuidor que articula los dormitorios y a la vez hace de sala de estar, a este se suma un pasillo por sobre el corredor del primer piso, que antiguamente desembocaba en un balcón sobre el acceso principal hacia la calle, dispuesto simétricamente en la mitad de la fachada principal.